El aumento de personas que optan por mudarse a España ha suscitado un debate sobre si es más conveniente vivir en ciudades urbanas o en pueblos pintorescos. Esta cuestión se ha convertido en una consulta recurrente en canales y redes sociales, dado el creciente flujo migratorio desde Argentina. El análisis y las consideraciones sobre este dilema arrojan luces sobre el atractivo de los pueblos en la nación ibérica.
Desde la experiencia de quien adquirió una vivienda en Avilés, Asturias, se ha podido comparar las ventajas y desventajas de las opciones disponibles. Contrariamente a la definición argentina de «pueblo», que suele referirse a comunidades alejadas y con acceso limitado, los pueblos españoles son en muchas ocasiones localidades cercanas a las grandes urbes, con servicios accesibles y funcionales en ámbitos como salud y educación.
En un país con una superficie menor que Argentina pero con densidades poblacionales similares, la dispersión de los asentamientos es notablemente heterogénea. A una distancia de unos 10 a 20 kilómetros de las metrópolis como Madrid, emergen pueblos que ofrecen servicios de calidad, buena conectividad y oportunidades laborales. Esto plantea una alternativa para aquellos que, al llegar a España, no cuentan de inmediato con recursos económicos holgados y requieren estirar su presupuesto.
Uno de los factores más atractivos radica en los costos de alquiler. Alejarse de las urbes principales resulta en una significativa reducción de los mismos. Mientras que en Madrid o sus cercanías los alquileres pueden ascender a 700-900 euros, en pueblos más remotos es posible encontrar opciones por 300-500 euros al mes. E incluso en localidades como Mérida, Extremadura, los alquileres pueden disminuir a 250 euros.
España, con su amplia red de fibra óptica y acceso a 5G en la mayoría de los pueblos, ha atraído a empresas y profesionales del trabajo remoto. La pandemia ha modificado la perspectiva laboral, permitiendo a las personas elegir la calidad de vida en pueblos sin sacrificar oportunidades laborales. Además, la infraestructura vial del país es elogiada por su calidad y accesibilidad.
La elección de vivir en un pueblo o ciudad dependerá de las preferencias individuales y las necesidades familiares. La tranquilidad, el menor costo de vida, la calidad de los servicios y la posibilidad de un trabajo flexible son los pilares que resaltan a favor de los pueblos. Este fenómeno se ve fortalecido por la construcción de viviendas modernas y la evolución de pueblos en «casi mini ciudades», como Alcalá de Henares, que albergan todas las comodidades sin estar alejados de los centros urbanos.
En resumen, el éxodo argentino hacia España ha reavivado la discusión sobre vivir en pueblos versus ciudades. Las ventajas de los pueblos españoles, como costos más bajos, servicios de calidad y oportunidades laborales, se posicionan como una opción atractiva para aquellos que buscan un cambio de vida y un equilibrio entre comodidad y accesibilidad.